martes, 6 de noviembre de 2012

PATRIA NUEVA



El nuevo virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela 1816-1821, resolvió recurrir a Mariano Osorio enviándole otra fuerza expedicionaria. Este desembarcó en Concepción y reclutó ingentes cantidades de tropas. Mientras tanto, Bernardo O'Higgins se replegaba más al norte intentando frenar de alguna manera el avance de los realistas, siendo sorprendido y ampliamente derrotado en Cancha Rayada. En la confusión, corrió el rumor de que O'Higgins había muerto y el pánico cundió entre los patriotas, muchos de los cuales se aprestaron incluso a volver a cruzar la Cordillera hacia Mendoza. En tales críticas circunstancias, Manuel Rodríguez arengó a la gente gritándoles: "¡Aún tenemos patria, ciudadanos!", y se nombró Director Supremo; duraría en el cargo exactamente 30 horas, que es el tiempo que O'Higgins empleó en regresar a Santiago y volver a hacerse del mando.


Lisiado después de Cancha Rayada, O'Higgins delegó el mando de las tropas patriotas en San Martín. Este las reunió en los llanos de Maipú, en las afueras de Santiago. En la batalla de Maipú, librada el 5 de abril de 1818, donde se lucirían la artillería de Borgoño y la Caballería del Coronel Santiago Bueras -muerto en la batalla- mientras que el Batallón de Negros de Mendoza rendiría su vida hasta el último hombre en medio de la lucha. Los realistas, en cambio, perdieron a los regimientos "Infante Don Carlos" y "Burgos" (el grito de ataque de éste era "19 batallas ganadas ¡ninguna perdida!": nunca pudieron hablar de la vigésima batalla, obviamente).

San Martín infligió tan dura derrota a Osorio, que éste optó por regresar a Concepción; los realistas ya no intentarían otra incursión a Santiago, con lo que la independencia quedaba asegurada. En los momentos finales de la batalla, en retirada ya los realistas, O'Higgins acudió con refuerzos de tropas dispersas, campesinos armados, niños y hasta mujeres, quienes persiguieron a los españoles hasta las casas de Lo Espejo. Al honrar a San Martín como salvador de la patria, ambos se saludan en lo que se conocería como el abrazo de Maipú. 




En lo que respecta a asegurar la independencia, San Martín emprendió una serie de guerras contra las montoneras, grupos de bandoleros, realistas e indios que habían aprovechado el caos de las expediciones militares y los reclutamientos forzosos para dedicarse al pillaje y al saqueo. Esto se conoció como la guerra a muerte, porque ni las montoneras ni los soldados regulares tomaban prisioneros; una vez liquidada la banda de Vicente Benavides, el año 1822, quedó asegurada la pacificación de la región de Concepción.



Por otra parte, O'Higgins propició el desarrollo de la Primera Escuadra Nacional, para impedir nuevas expediciones españolas desde el Perú. Sería precisamente esta escuadra la que llevaría a la Expedición Libertadora del Perú. Para llenar la plaza de almirante, llamó al escocés Lord Thomas Cochrane.30 Este asestó un golpe decisivo a los realistas cuando, en 1820, se apoderó del Sistema de fuertes de Valdivia en la famosa Toma de Valdivia.31

De todas maneras, San Martín y O'Higgins estaban de acuerdo en que no cesaría el peligro hasta que el propio Virreinato del Perúfuera independiente de España. De esta manera prepararon la Expedición Libertadora del Perú, con naves y soldados. San Martín y Cochrane fueron enviados al Perú en 1820. Sin embargo, el carácter confiado y audaz de Cochrane chocó con el exceso de prudencia de San Martín. Este dejó escapar varias oportunidades de asestarle el golpe definitivo al Virrey pero dio inicio al proceso independentista del Perú evitando mayores derramamientos de sangre y entró al mando del ejército victorioso con el recibimiento de todo el pueblo peruano (no así de las clases altas). Tiempo después se declaró la independencia, aunque todavía quedaba por liberar el norte del país. Al no poder llegar a un acuerdo en el modo de lograrlo por las diferencias y condiciones que demandaba quien estaba al cargo del ejército que venía realizando la campaña libertadora por el norte, finalmente se entrevistó con Simón Bolívar (quien descendía desde Colombia), y se retiró del Perú; la independencia peruana quedaría completa después de la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, librada por Sucre, un lugarteniente de Bolívar.

O'Higgins gobierna hasta 1823, pero su caracter fuerte y autoritario, la muerte de los hermanos Juan José y Luis Carrera en Mendoza en 1818 y el asesinato posterior de Manuel Rodriguez, el mismo año, unida a una impopular política tributaria y fiscal le hacen numerosos enemigos: la abolición definitiva de la esclavitud y el decreto por el que se ordena retirar -bajo duras penas- todos los escudos y símbolos nobiliarios le granjean poderosos enemigos. La muerte del propio José Miguel Carrera en Mendoza y algunos excesos cometidos por cercanos suyos terminan por minar su poder.

A inicios de 1823 una sublevación de su antiguo camarada, Ramón Freire, en el sur, es apoyada por casi todo el espectro político nacional y O'Higgins, fiel a su caracter, quiere resistir por las armas, pero a última hora cambia de opinión y el 22 de Enero de 1823 se presenta en el Cabildo que le acusa, donde, invocando a sus pasadas glorias, renuncia al mando para evitar la Guerra Civil y luego, dramáticamente, rasga su camisa y muestra su pecho, ofreciéndolo a la venganza de sus adversariios: saldrá en medio de vítores. En la historiografía chilena se hace terminar la Patria Nueva en 1823, con la renuncia de O'Higgins.32 Sin embargo, el último territorio español en Chile, la isla de Chiloé, sería conquistada recién en 1826, durante el gobierno de Ramón Freire, sucesor de O'Higgins

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